viernes, 5 de julio de 2013

Cronica Azkena Rock 2013 (dia 1')

Llevo desde ayer echando un ligero vistazo a diferentes crónicas sobre el Festival Azkena Rock, y la verdad es que he sentido bastante vergüenza ajena al leer ciertos comentarios de esos que se hacen llamar periodistas del género musical. Es cierto, yo no periodista ni lo pretendo ser, pero si que soy un melómano empedernido, he tocado en bandas y he estado en el festival viendo esos mismo grupos que algunos desprecian sin motivo. Creo que se le tiene muy poco respeto a ciertos grupos y que se eleva a otros por su trayectoria o amistad personal. Solo hay dos asuntos en los que todos los comentarios son unánimes y que comparto: la grandeza y poderío de Black Crowes y lo descafeinados de unos Smashing Pumpkins que viven de la grandeza de su pasado. Jugaré mis cartas, soy un particular, los amigos que tengo en la música no participan en el Azkena, no pertenezco a ningún medio y a la mayoría de las bandas las veía por primera vez en directo. Eso me da una cierta objetividad que creo que ha sido dada de lado por otros intereses “mayores”. Comencemos, el Azkena es un festival accesible, bien organizado y que permite ver a todos los grupos sin demasiados apelotonamientos (si eso es lo que buscas). Abrieron con potencia y buenas maneras QuaOar, los bilbaínos se manejan entre el rock sureño de los Lynyrd Skynyrd (principalmente cuando su cantante toma la acústica) y los temas mas potentes cercanos al hard rock con un regusto a los Pearl Jam mas embrutecidos. Buenas pasajes guitarreros y baterías empleando ocasionalmente el doble pedal para darle un puntito metalero que le sentada maravillosamente. Habrá que ver como se desarrolla su próximo disco que puede ser un buen pelotazo. Con el sol aun dándonos en el cogote aparecieron The Socks en el escenario George Jones, guitarras potentes con ese punto garage con pasajes que recuerdan a los Black Sabbath o Deep Purple, porque si amigos, esa es la línea de grupos que suele trabajar el Azkena, quejarse de ello es como decir que en el Sonorama hay mucho Indie ¿a que eso no lo oyes por ahí? Gran concierto guitarrero donde la banda consiguió animar al tempranero público, todos felices hasta que finalizado el show el batería (pobrecito de él) se acerco al micro para dar las gracias al grito de: Viva España. Que cagada amigo, silencio incomodo, algunos abucheos e insultos tras una gran actuación. Si algo es de agradecer a la organización del festival es la rigurosidad en los horarios, las bandas se ciñen y el espectáculo lo agradece (aunque siempre hay excepciones como veremos). Llego la hora de la segunda banda patria, Sex Museum, con un repertorio centrado en sus primeros tiempos y que lo dieron todo sobre el escenario. Debo añadir que no son santo de mi devoción, que los comentarios que escuche de la gente que me rodeaba eran más que positivos. Mención especial a la fantástica fusión entre Smoke on the water y Fight for your right y el speach final de Fernando Pardo sobre el apoyo necesario a las bandas noveles. De nuevo en el escenario B aparecieron en escena The Sword, caña de la buena, grandes riff y una voz desgarrada que salía de debajo de esa gorra sudorosa. Potentísima base rítmica y riff pesados de los que gustan en este festival. He leído por ahí en otras crónicas que no saben tocar (???), hay que tener poca vergüenza. Se hizo muy corto un concierto fabuloso, otro gran descubrimiento para incultos del género como yo. Corriendo al otro lado nos fuimos para ver en el escenario Kevin Ayers a unos M Clan que tiraron del clásico “Maxi ha vuelto” para el pistoletazo de salida. Es cierto que estaban en terreno hostil y que le echaron ganas, pero no acabaron de cuajar. Tarque lo intentó todo, pero incorporar unos cuantos medios tiempos en el grueso del show no ayudó por mucho que tu cantante se meta entre el público (algo que vimos un par de veces más) cuando la cosa no está para uno pues no. Demasiado blanditos para un publico con ganas de sangre en las cuerdas. Solo con ese amago de Baba O´Really la cosa se calentó un poco. De igual manera Alberta Cross tampoco encajaron demasiado en un cartel que incitaba a la contundencia, fuera de la manera que fuera, un sonido más blandito y la búsqueda de un buen sitio para ver a los cuervos menguó las expectativas de un concierto que se hizo un tanto largo a la sombra de lo que estaba por venir. Eran la banda más esperada y no dieron margen para duda alguna. Arrasaron. The Black Crowes fue una apisonadora de sonido y buen rollo. No importa que lleven nuevo guitarra, que no haya coristas que te pongan los pelos de punta o sección de vientos. Se bastan y se sobran. Un gran sonido y una puesta en escena austera que rellena la inmensa voz de Chris Robinson, y sus bailecitos. Ya se pongan solo con guitarra y mandolina o a tope de potencia no dejaron títere con cabeza. Un verdadero show de rock de principio a fin, me sigue gustando que existan bandas de rock que te hagan bailar (por desgracia cada vez son menos). Si Chris es energía, su hermano parece que tiene un palo metido por el culo, pero como hace sonar la guitarra, parece que le sienta genial tener sus propios discos a parte. Si, me gustan los Cuervos y si, creo que dieron un conciertazo sin lugar a discusiones. Dicen que tras la tormenta llega la calma, además hubo que esperar pacientemente ya que en esta ocasión no hubo cambio de escenario. Normal, se trataba del segundo cabeza de cartel y además se empeñaron en traer su propio equipo de luces con pantallas de fondo y demás. Hablamos de Smashing Pumpkings, banda de la que realmente se esperaba poco, al menos por mi parte y de mi entorno. Tarde y con tripita salio Billy Corgan capitaneando a los suyos, es decir, los que ahora son su banda. Buen sonido pero con un repertorio lento y tedioso que solo conseguía levantar al publico con los antiguos hits. Un batería que en ocasiones perdía el tempo y pequeños pasajes cercanos al noise hicieron de este grupo un simple tramite para que la noche continuara. Una pena, porque podía haber resurgido como esa gran banda que se les supone y cerrar muchas bocas, pero eso quedara para otra ocasión. Lo tenían difícil por posición en el cartel, pero no llegaron ni al aprobado raspado para lo que se les supone. De nuevo bajo la carpa y tras tomar algún refrigerio nos esperaban Sheepdogs. Estos canadienses juegan a lo que saben, rock de corte clásico, gustoso y juguetón. Bonitos y simples riffs de guitarras, que no todo va a ser stoner en la viña del señor. Una alegría y aire fresco para los oidos, sobre todo esas melodias vocales. Gran momento cuando el bigotudo teclista toma el trombón para dar paso a unos de los momentos bonitos de la noche. Una preciosidad. Y para terminar, de nuevo en el Kevin Ayers nos encontramos a Horisont, que pese a las horas dieron un concierto espídico y turbador. Pueden estar tranquilos los suecos con el camino que trazaron bandas como Hellacopters, con bandas así no van a tener problemas por falta de ruido en una buena temporada.

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